El secretario de Hacienda Rogelio Ramírez de la O se impuso en uno de los primeros temas del nuevo gobierno: el pago de las pensiones a las mujeres de 60 a 64 años se realizará de forma gradual de modo que esa meta se cumpla hacia el final del sexenio. Entendible, porque en una economía con déficit otorgar la pensión a todo ese grupo etario de una vez, como pretendía Andrés Manuel López Obrador, era inviable. Actualmente la pensiones y los apoyos implican un 6% del PIB.
El secretario de Hacienda tuvo otros dos avances con menos visibilidad: que Claudia Sheinbaum dijera en su discurso inaugural que respetará la autonomía de Banxico y que, en las últimas horas, se pronunciara a favor de las asociaciones con privados en Pemex.
Todavía persisten en Hacienda opiniones encontradas sobre la reforma fiscal. Cerca de Sheinbaum mencionaban ayer miércoles que con eliminar a las llamadas factureras se podría eludir una reforma. Como en toda economía irregular, hay dudas en Hacienda sobre los alcances de esa arremetida contra los evasores.
Ramírez de la O quiere cimentar un camino de mensajes positivos para los inversores de cara a la colocación de deuda que realizará el Gobierno en Estados Unidos y que fue anticipada por esta redacción.
Un detalle en ese sentido: el secretario quisiera que Sheinbaum viajará al G-20 en Brasil en noviembre para tener un gesto a la comunidad internacional y a los inversores que suelen tener su espacio en esa cumbre.
A esto se agrega la promesa de la presidenta al secretario: que, en diciembre, después de las elecciones de EU, podrá designar a buena parte del staff económico.
Luego vendrá la inquietud central sobre cómo suavizar la reforma judicial que López Obrador aprobó antes de dejar el poder. El primer atajo es tangible y tiene que ver el financiamiento para que el INE realice la elección de jueces a mediados del año que viene. En una economía acorralada por el déficit, pagar para una elección que afecta las expectativas puede ser inconveniente.