La prohibición de vuelos interiores en Francia, para los cuales existe una alternativa en tren de menos de dos horas y media, ha resultado en la pérdida de cerca de un millón de pasajeros anuales, según datos proporcionados por la Unión de los Aeropuertos Franceses (UAF).
Nicola Paulissen, delegado general de la UAF, señaló que esta medida, implementada por el Gobierno francés con el objetivo de reducir las emisiones contaminantes, ha tenido un impacto especialmente significativo en el aeropuerto de Burdeos, donde se ha registrado una disminución del 7-8 % en la actividad.
La prohibición afecta a tres rutas que no se habían reactivado desde el inicio de la crisis de la covid-19: Burdeos-París Orly, Lyon-París Orly y Nantes-París Orly. Air France se comprometió a no reanudar estas rutas como parte de las condiciones para recibir ayudas estatales durante la pandemia.
Para mitigar el impacto, no se han visto afectadas las líneas que conectan con el aeropuerto parisino Charles de Gaulle, utilizado para vuelos intercontinentales.
Paulissen criticó la falta de estudios de impacto ambiental y económico por parte del Gobierno y enfatizó que la prohibición no es la solución a las emisiones contaminantes, destacando la necesidad de que los aviones generen menos gases de efecto invernadero.
Además, alertó sobre el riesgo de que algunos partidos políticos quieran ampliar la prohibición a los vuelos con alternativa en tren de hasta cuatro horas y media, lo que afectaría las líneas de interconexión en el Charles de Gaulle con los vuelos intercontinentales desde las grandes ciudades francesas.
La prohibición, aceptada por la Comisión Europea por tener carácter temporal durante tres años, ha servido como referencia en otros países como España.