El recién galardonado con el Premio Nobel de Medicina, Drew Weissman, está explorando nuevas fronteras en la lucha contra los coronavirus. Reconocido por su papel fundamental en el desarrollo de la tecnología del ARN mensajero, que fue clave para las vacunas contra la COVID-19, Weissman ahora apunta a crear una vacuna universal para todos los coronavirus.
En una entrevista con EFE, Weissman, inmunólogo estadounidense, indicó que a pesar de los avances en las vacunas actuales de COVID-19, ve un margen de mejora significativo. Él y su equipo de la Universidad de Pensilvania (EE.UU.), así como con colaboradores internacionales, están trabajando en una vacuna «pancoronavirus», que podría proteger contra todas las variantes del coronavirus, incluso aquellas que puedan surgir de animales como los murciélagos.
Esta vacuna universal, que podría ser efectiva durante hasta cinco años, se encuentra en la fase de ensayos clínicos. Se espera que un ensayo comience en Tailandia en los próximos seis a ocho meses, y otro en colaboración con la Universidad de Duke (EE.UU.) dentro de un año.
Weissman y su colega Katalin Karikó, también premiada con el Nobel, han dedicado años a la investigación del ARN mensajero (ARNm), esencial para la fabricación de proteínas. Juntos descubrieron cómo modificar las moléculas de ARN para usarlas terapéuticamente sin ser destruidas por el sistema inmune humano.
Además de las vacunas para COVID-19, el equipo de Weissman tiene en desarrollo varias vacunas y terapias génicas, incluyendo una vacuna universal para la gripe y un programa contra la malaria. También está trabajando en una vacuna para el VIH, con un par de candidatos que podrían alcanzar la fase tres de ensayos clínicos en cinco a siete años.
El futuro del ARN mensajero parece prometedor en múltiples áreas de la medicina. Weissman resaltó que el impacto principal de esta tecnología se verá en los próximos 10 a 20 años, marcando un cambio significativo en el tratamiento y prevención de enfermedades.